Cinco tucumanos, radicados en Bolivia, se dieron
cuenta que habían perdido algo. Habían llegado a un país que no conocía
de un mágico deporte en el cual ellos se habían formado. Sentían que les
faltaba algo, que se estaba extinguiendo, poco a poco, ese fuego que
tenían en su corazón. Se dieron cuenta que no podían esperar a que
alguien organice un partido cada dos años con algún equipo extranjero.
Entonces avivaron ese fuego que llevaban en el pecho.Todo comenzó cuando
los hermanos Martín y Claudio Alcorta compartían una cerveza con Sergio
Vitale, tres ex jugadores del club Natación y Gimnasia, sentados en los
“Dinosaurios” del Parque Urbano.
Allí llegaron a la conclusión que “la mejor manera de prever el futuro, era inventarlo”. Y se pusieron manos a la obra. Se comunicaron con Guigo Griet, de las filas del Tucumán Lawn Tennis, y le comentaron sus ideas. Este las compartió enseguida y usaba parte de sus clases en la UPSA, donde era catedrático, para promocionar el rugby entre sus alumnos, con jugadas dibujadas en el pizarrón del aula. De allí contagió la mística del rugby a uno de sus estudiantes en especial, Nicolás Rodríguez, quien se encargó de reclutar a los primeros bolivianos que jugarían al rugby. Al mismo tiempo, Guigo le recordó a su socio y amigo, Miguel de Bassols, su paso por las canchas de rugby del Club Los Tarcos, y se plegó en esta lucha convirtiéndose en pieza clave del desarrollo de esta quijotesca aventura, preocupándose por cada detalle.Estos cinco ex jugadores argentinos, junto a los entusiastas bolivianos reclutados, comenzaron a entrenarse los sábados en un campo lejos de la ciudad, pero la distancia no importaba, ni el calor de aquel octubre del 2004, ni alguna tormenta desalentadora… ellos estaban firmes y ese fuego ya era un incendio.Es así como decidieron formar el primer club de rugby en Bolivia, y lo bautizaron JENECHERÚ, voz guaraní que significa “la llama que nunca se apaga”.
Aquel 11 de noviembre de
2004, alrededor de una parrilla, en el fondo de la casa de uno de ellos,
se fundó este flamante club y quedó conformada la primera Comisión
Directiva con argentinos y bolivianos. A la cabeza, como el primer
presidente del Jenecherú Rugby Club, el dueño de casa, Guillermo “Guigo”
Griet, quien apretó las espuelas en el costillar de Rocinante y condujo
a este maravilloso grupo humano a luchar contra lo que venga. La
primera camiseta sería blanca y tendría los colores del fuego en los
brazos.El año 2005 sería clave para promocionar el Rugby en Bolivia.
Para ello, desde el principio Jenecherú se esforzó de una manera colosal para organizar un encuentro amistoso internacional con un equipo de Argentina. Se imprimieron afiches y volantes, se buscó el apoyo de todos los medios y de empresas que colaboraran con esta titánica idea, se intensificaron los entrenamientos, se confeccionaron las camisetas, y se invitó a un joven club del norte argentino, el Zenta Rugby Club de Orán, Salta, a que viajaran a Santa Cruz, al que consideramos el primer partido oficial de rugby en estas tierras. Faltas en el trabajo y en la facultad, noches sin dormir, apuros, miedos,… barreras que un rugbier sortea sin problemas, fueron la clave para que aquel memorable 2 de abril de 2005, se convierta en la primera gran fiesta del rugby en Bolivia. Para las estadísticas, aquel partido terminó con un rotundo 67 a 7, a favor de los visitantes, pero el try de Jenecherú hizo vibrar al numeroso público que asistió al Club Hípico Santa Cruz, donde se organizó el encuentro y cedió sus instalaciones para seguir entrenando.
Después de un tercer tiempo memorable, el Zenta retornó a su tierra
considerando su paso por Santa Cruz como una de sus mejores giras, y se
convirtió en parte de esta leyenda: “La Historia del Rugby en Bolivia”.
Así termina este relato. De la mejor forma que pueden terminar las
historias… con un comienzo.