Hasta pronto compañero...

Guigo Griet, uno de los fundadores del primer club de rugby en Bolivia, tuvo el fin de semana pasado la mejor despedida que podía pedir: Un partido de rugby. Sus compañeros de la Primera de Jenecherú le organizaron un encuentro en la cancha de Destroyer, adaptada perfectamente para jugar al deporte que amamos.

Como rivales, se juntaron los jugadores juveniles del club y los ex jugadores que alguna vez pasaron por las filas de Jenecherú, quienes demostraron que el fuego, efectivamente, nunca se apaga. Alegría, recuerdos, risas y algunas lágrimas fueron algunos condimentos especiales del partido.

El referee fue Cae, primer árbitro boliviano que cada día lo hace mejor. El partido fue duro y a dientes apretados, como debe ser. Todos dejaron el alma en la cancha.

Por momentos, el cotejo fue muy parejo y reñido. Terminó ganando el equipo de la Primera, pero sin dudas ganamos todos, los de adentro de la cancha y los de la tribuna, que vieron un gran espectáculo.

Después nos trasladamos a la casa de los Uequín, a celebrar el tradicional Tercer Tiempo. Comimos choripanes y tomamos baldes de Fernet. Aunque no importaba lo que uno ponía en el vaso, lo que importaba era lo que había a la vuelta de él: los amigos.

Bernardo, con sus 6 meses, tampoco se quizo perder la fiesta. Pero él tomó sólo leche.

Llegó el tiempo de las palabras y las lágrimas. Lorgio Uequín, en representación de la Juve, entregó al agasajado una plaqueta de agradecimiento por colaborar en la formación de esa Gran División del Club. Lorgio es el único jugador que aprrendió de Guigo en Infantiles y terminó jugando en Primera a su lado. Un orgullo indescriptible para el viejo.

Representando a los Infantiles, Carlos Eduardo le regaló a su entrenador la primera camiseta que usó hace 4 años, cuando empezaba a jugar rugby, para que la use Bernardo cuando empiece a entrenar. Lloraron hasta las plantas.

El plantel superior, a través de su capitán y entrenador José Graña, le regaló a Guigo otra placa, dejando por escrito el agradecimiento de estos años entregados al rugby y a nuestro club entero.

Nuestras chicas se sumaron al Tercer Tiempo. También despidieron a Gaby, esposa y compañera de aventuras de Guigo, quien es la precursora del hockey en este país. Valentina habló por sus compañeras y nos hizo llorar a cántaros a todos.

Al final, el viejo fundador les entregó las camisetas blancas, las históricas de la primera época de Jenecherú, a los jugadores que la usaron y defendieron y todavía siguen entrenando con las mismas ganas. En la foto de arriba, Carlos Uequín, el ultimo de los guerreros que la vistió junto a Guigo en el primer partido de Jenecherú, aquel 2 de abril del 2005 enfrentando al Zenta de Orán. Le siguieron Quebracho, José, Ezequiel, Pincher, el Doc, Pitu, Castellón, Cae, Lorgio...


... y también recibió su camiseta Olmos, que nos acompaña desde el principio. El más antiguo rugbier de Bolivia, quien vive (o muere) por el rugby y por Jenecherú. Un gran hombre que sostiene, junto a su mujer, un hogar de niños de escasos recursos... sólo porque el rugby le enseñó que él debe dar... y no esperar recibir. Un aplauso para Olmos.


Es difícil escribir sobre mi propia despedida, así que me limité sólo a describir los hechos ocurridos. Les dejo todo mi amor, y mi fuego. Y me llevo el corazón reconstruido con pedacitos del corazón de cada uno de ustedes.

Mi familia les agradece todo el orgullo que sentimos ahora y el hecho de poder volver a nuestra tierra con la frente en alto y el pecho inflado... y contar que venimos de un país que no tenía rugby ni hockey... donde no conocían el fuego. Logramos encenderlo, junto a algunos osados bolivianos que se aventuraron a seguirnos, y ahora es un incendio que se expande cada día más.

Mil gracias por todas las alegrías y también por las tristezas. De todo se aprende.

No se apaguen nunca.