Les debíamos esta información: el equipo de Universitario
Rugby Club, del departamento de
Cochabamba, llegó el mes pasado a Santa Cruz para disputar un partido amistoso con la Primera de
Jenecherú. Devolviendo la visita que les hicimos a principio de temporada. En esta foto, mostramos un ataque letal de los
backs de
Jenecherú, iniciado por el veterano jugador
Guigo Griet, al que los visitantes le dieron 45 años al marcar su
try... no fue gracioso.

El escenario fue la cancha ubicada atrás del comando departamental de policía, algo pequeña pero cómoda. Los suplentes de
Jenecherú acompañan las jugadas detrás de la línea de cal, sabiendo que son parte esencial de este equipo, pues con su esfuerzo en entrenamientos para ganarse el puesto, obligan a los titulares a dar lo mejor de sí en la cancha. El partido terminó con un resultado holgado favorable a los locales, marcaron tries Jabalí, el Tren (2),
Xeneize (2), Nacho,
Guigo... y ahí perdí la cuenta. Los visitantes descontaron con un
try bajo los palos de la mano de
Gonzalo, su capitán, más un penal desde considerable distancia.

Así quedaron nuestros jugadores después del partido. Corrimos mucho y hacía mucho calor en la cancha. Nos trasladamos todos a la casa de los
Uequín a compartir el Tercer Tiempo.

Como siempre, Olmos se encargó de la parrilla, y todos quedaron felices y satisfechos con la labor de este profesional de las brazas. La carne estaba de otro mundo.

La familia se une más cada vez que aparecen estos eventos. Las chicas de
hockey, que nos apoyaron desde la tribuna, nos siguieron para encargarse de las ensaladas, y esa fue su colaboración a sus hermanos de fuego.

Cambas y
collas juntos compartiendo un churrasco y 1000 cervezas. Sólo el
rugby puede lograr estas hazañas hoy, en que la situación social del país no es la más bonita. Compartimos risas,
anégdotas y tragos con nuestros hermanos de la
Lajta. Muchas gracias por el esfuerzo que hicieron para venir a Santa Cruz y esperamos verlos pronto de nuevo, pero les dejamos el sano consejo de que no se dejen estar. Sigan creciendo y no se estanquen. Deberían apurar el nacimiento de otro equipo en
Cochabamba para jugar más seguido y aprender más. A jugar al
rugby se aprende jugando.

Y el Cuarto Tiempo, cuando se retiró nuestra visita, se extendió hasta no sé qué hora. Cerveza fue esta vez la que acompañó los abrazos, las carcajadas, las lágrimas, las palabras de los caudillos y la alegría de haber compartido, una vez más, un partido de
rugby con amigos.
Que viva el rugby, compañeros... y que el fuego nunca se apague.